Preámbulo: Miles de nacionalistas ucranianos han marchado hoy en Kiev, Odessa y otras ciudades ucranianas en memoria de Stepan Bandera el día de su cumpleaños. Héroe para unos y colaboracionista Nazi para otros, la Ucrania nacida tras Maidan y el golpe de Estado del 22 de febrero ha traído la figura de Stepan Bandera a la actualidad. Se ha hablado mucho de los crímenes de las organizaciones nacionalistas ucranianas durante la Segunda Guerra Mundial, pero no es tan conocida la personalidad de Bandera ni sus actos más allá de la guerra. El artículo que traducimos a continuación, escrito por un experto en el Holocausto, fue escrito durante la presidencia de Viktor Yushchenko, cuando se produjeron los primeros intentos por recuperar la figura de Stepan Bandera.
¿Quién fue Stepan Bandera?
Artículo original de Norman J.W. Goda is Braman publicado en History News Network
El 22 de enero de 2010, el presidente Viktor Yushchenko honró a Stepan Bandera y lo nombró, a título póstumo, “Héroe de Ucrania”. La KGB soviética había asesinado a Bandera, un nacionalista ucraniano en el exilio, en Múnich en 1959. Muchos ucranianos, incluyendo entre ellos a grupos de emigrados ucranianos en Canadá, presionaron a Yushchenko por otorgar dicho honor a Bandera, ya que este gesto “restauraría la justicia y la verdad sobre Bandera y la lucha por la liberación que él lideró”. A día de hoy, muchos ucranianos ven a Bandera como un mártir luchador por la libertad.
Como intransigente líder de la militante y terrorista ala de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), Bandera se convirtió en un colaborador de los Nazis que vivió con sus adjuntos bajo protección de Alemania cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial.Para preparar su ataque a la Unión Soviética, los Nazis reclutaron a los seguidores de Bandera para actuar como policías de habla ucraniana y para servir en dos batallones voluntarios ucranianos. Bandera esperaba una Ucrania libre del gobierno soviético a cambio de trabajar con los Nazis y establecer su propio Gobierno allí. Una Ucrania independiente, había prometido Bandera, seguiría siendo amiga de Alemania.
Entre otros muchos, el historiador Karel Berkhoff ha mostrado cómo Bandera y sus acólitos compartían con los Nazis una obsesión: la noción de los judíos de Ucrania estaban detrás del comunismo y del imperialismo estalinista y debían ser destruidos. “Los judíos de la Unión Soviética son los más leales defensores del régimen bolchevique y conforman la vanguardia del imperialismo moscovita en Ucrania”, decía un panfleto banderista de la época.
Sello conmemorativo del centenario del nacimiento de Stepan Bandera
Cuando Alemania invadió la Unión Soviética en junio de 1941 y capturó la capital de Galicia del Este, Lvov, los lugartenientes de Bandera publicaron una declaración de independencia en su nombre. Prometieron trabajar cerca de Hitler, lo que cumplieron iniciando un pogromo que costó la vida a 4.000 judíos de Lvov en tan solo unos días, para lo que usaron armas que iban desde pistolas a varas de hierro. “Vuestras cabezas yacerán a los pies de Hitler”, rezaba un panfleto banderista sobre los judíos ucranianos.
Pero Alemania pretendía quedarse con Ucrania para sí misma. Arrestaron a Bandera por su intransigencia en el asunto de la independencia, aunque lo excarcelaron en 1944, esperando que su popularidad con los ucranianos ayudara contra el avance soviético. Y cualquiera que fuera su decepción con los alemanes, los partidarios de Bandera nunca estuvieron en desacuerdo con la política alemana hacia los judíos, que llevó a la muerte a un millón y medio de judíos ucranianos.
Se trata de una verdad que muchos, principalmente en la parte occidental de Ucrania, niegan. En su obra Erased (2007), Omer Bartov habla del busto de bronce de Bandera en un parque de la ciudad de Drohobych, donde murió la mayor parte de los 15.000 judíos de la ciudad. El parque ocupa el espacio en el que se encontraba el gueto judío, pero no hay siquiera una placa en memoria de los judíos masacrados. Este, como otros muchos ejemplos, hace necesario condenar los actos de Yushchenko.
Pero el resto de la historia, mucha de la cual la revelan los documentos desclasificados por la CIA en 2007, revela la ironía del reconocimiento de Yushchenko. Tras la guerra, Bandera vivió en Múnich. La inteligencia británica le utilizó para infiltrar agentes en Ucrania y recopilar inteligencia para ayudar a la clandestinidad ucraniana contra los Soviets. La CIA usó a algunos de los antiguos colaboradores de Bandera para la misma labor, pero nunca a Bandera, lo que agrandaba la imagen que tenía de sí mismo. “Bandera es, por naturaleza, un político intransigente con una gran ambición personal que se ha opuesto a todas las organizaciones de emigrados que favorecían la formación de un gobierno representativo de Ucrania en lugar de un gobierno de partido único, un régimen OUN/Bandera.
Fuentes ucranianas confirmaban que “los militantes que luchaban en la patria no estaban dispuestos a aceptar a Bandera como dictador” y que el programa de Bandera era “inaceptable para la resistencia”. En 1952, Bandera dimitió temporalmente de su puesto como líder de OUN presionado por “el aumento de la oposición a su liderazgo entre los líderes nacionalistas, que se oponían a sus tácticas totalitarias”.
La arrogancia de Bandera y su insistencia en dirigir todos los aspectos de la lucha clandestina ucraniana tanto en Ucrania como en el extranjero hizo que los británicos lo abandonaran en 1953. Sin contactos de alto nivel, Bandera se quedó aislado. Con autopromoción en la prensa escrita y radiofónica alemana, Bandera siguió siendo popular entre miles de exiliados ucranianos en Alemania. Su aparente efectividad hizo que la inteligencia de la Alemania Federal, el BND, estableciera contacto el 1956. Para 1959, el BND ayudaba a Bandera a infiltrar una nueva generación de agentes desde Alemania a la Unión Soviética. El general Reinhard Gehlen, director del BND, había dirigido la inteligencia alemana en la Unión Soviética durante la guerra. Tanto él como sus subordinados debían estar perfectamente familiarizados con el expediente de guerra de Bandera. Lo que no sabían era que agentes soviéticos se habían infiltrado en los servicios secretos alemanes. El 14 de octubre de 1959, Bandera se reunió con un alto oficial del BND para comer y discutir la expansión de las operaciones en Ucrania. Al día siguiente, la KGB asesinó a Bandera en su apartamento.
La efectiva promoción que había hecho de su leyenda y le hecho de ser asesinado por la Unión Soviética hizo que muchos exiliados que no conocían la historia le consideraran un mártir. 1.500 personas acudieron a su funeral en Múnich. La inteligencia estadounidense, por el contrario, apuntó que las tácticas totalitarias y la competición con otros grupos de exiliados significaba que muchos no lamentaban su muerte. Su muerte tampoco significaba nada para las operaciones de la CIA contra la Ucrania soviética, que dependían de los mismos líderes en el exilio que, aunque habían sido seguidores de Bandera en la guerra, habían abandonado a su antiguo jefe, que se había convertido en una caricatura de sí mismo. Continuaron su trabajo bajo la tutela de la CIA hasta el colapso de la Unión Soviética. Pero esa es otra historia.
Es triste para la memoria ucraniana que el hombre declarado Héroe de Ucrania liderara un movimiento profundamente involucrado en el Holocausto. Es más gratificante saber que para el momento de la muerte de Stepan Bandera, la mayor parte de los líderes ucranianos habían rechazado ya a este peligroso charlatán que dañó su propia causa. En el momento de su muerte, Bandera se había visto limitado a bailar con la agencia de inteligencia más comprometida de la guerra fría, donde los Soviets podían observar cada uno de sus movimientos. Calificar a Bandera, hoy en día, como héroe es tan estúpido como ofensivo.
Fuente: http://slavyangrad.es/2015/01/01/quien-es-stepan-bandera/
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