22 dic 2014

ESQUIVANDO LA"N" DE NAZI EN UCRANIA

                                               

The New York Times, en su incesante sesgo anti-ruso sobre la crisis de Ucrania, ahora quiere que cada uno utilice la “I” – de “invasión” – al describir la interferencia de Rusia en Ucrania a pesar de la débiles evidencias que apoyan tal cometido presentadas por Kiev y la OTAN.

La evidencias, incluyendo fotos satelitales comerciales que carecen de coordenadas, era tan poco convincentes que los ex analistas de inteligencia de Estados Unidos las compararon con el caso del engaño en Irak sobre las armas de destrucción masiva. Sin embargo, haciendo caso omiso de las preocupaciones sobre la calidad de la prueba, el Times publicó un artículo en primera plana el viernes burlándose de los líderes políticos occidentales, entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente Barack Obama, por no pronunciar la “I-palabra”.

El artículo de The Times, por Andrew Higgins, esencialmente azuzó a Merkel y Obama a adoptar una dialéctica más hiperbólica sobre la crisis por riesgo de aparentar debilidad. The Times, con su redactada crítica usando su lengua “circunspecta” – o también se le podría llamar “terminological fudges ” (terminología confusa)- lo presentó como una victoria para el presidente ruso, Vladimir Putin.

Pero el Times y otros medios noticiosos dominantes de EE.UU. han participado en crear sus propios “terminological fudges” con respecto a la “N-palabra” al ocultar o enterrar el hecho de que el régimen de Kiev ha desplegado a sabiendas milicias neonazis en la sangrienta lucha callejera contra los rusos étnicos en el este de Ucrania.

Esta triste realidad se ha convertido en uno de los hechos más sensibles que la propaganda del Departamento de Estado y la cobertura de los medios han tratado de evitar. Sin embargo, para comprender plenamente el papel de estos extremistas neonazis, los estadounidenses necesitan un traductor para los circunloquios utilizados por el Times y otros medios de prensa estadounidenses. Por lo general, en la prensa estadounidense, los neonazis de Ucrania son llamados “nacionalistas”, un término asociado a un concepto más patriótico y positivo. Dejando a un lado el hecho de que estos “nacionalistas” llevan banderas nazis y remontan su linaje ideológico a Adolf Hitler, la SS, y el colaboracionista con los nazis  Stepan Bandera.

Otras referencias de los “medios de comunicación” a los nazis son aún más oscuras. Por ejemplo, las milicias neonazis son a veces llamadas brigadas de “voluntarios”, lo que hace que suenen como los Boy Scouts. Pero por lo general es sólo la simple omisión de la “N-palabra.” El jueves, The Times publicó un artículo polémico que criticaba el plan de Putin para resolver la crisis de Ucrania al tiempo que señaló que las conversaciones de paz enfrentan elementos de obstáculos en ambos lados: “Moscú no controla totalmente a los separatistas, ni está claro que Kiev pueda frenar a las milicias armadas que se encuentran con su ejército en el este”. El filtrado de esa frase fue la “N-palabra”. La razón de que esas “milicias armadas” puedan resistirse a la paz es debido a que consisten en neo-nazis que quieren una Ucrania racialmente pura. No son personas razonables que favorezcan la convivencia en la diversidad étnica.  Las milicias de Ucrania incluyen batallones abiertamente neonazis como la brigada de Azov, que enarbola la bandera “wolfangel” propia de las SS nazis. Los líderes de Azov defienden las teorías de supremacía racial considerando a los rusos étnicos como “Untermenschen” o subhumanos.

Pero The Times deja de lado la “N-palabra” nazi porque de lo contrario los lectores pueden empezar a dudar de la narrativa –malo/bueno- que el Times ha tejido desde el comienzo de la crisis el pasado invierno. Por lo general, cada vez que se mencionan a los neo-nazis de Ucrania, se realiza en el contexto de que su presencia es un mito o simplemente como “propaganda rusa”. Otras veces, la realidad es enterrada tan profunda en los artículos que son muy pocos los lectores que puedan llegar tan lejos. Por ejemplo, en un artículo del 10 de agosto de Andrew E. Kramer en TheTimes,  mencionó el papel paramilitar neonazi emergente en los tres párrafos finales de una larga historia en otro tema.

Había que llegar casi al final del artículo para poder leer: “La lucha de Donetsk ha adquirido un patrón letal: El ejército regular bombardea posiciones separatistas, seguido por asaltos violentos caóticos por algunos de la media docena de grupos paramilitares que rodean Donetsk que están dispuestos a sumergirse en el combate urbano”.

Y a continuación acababa diciendo: “Los funcionarios de Kiev dicen que las milicias y el ejército coordinan sus acciones, pero las milicias, que cuentan con unos 7.000 combatientes, están enojados y, a veces, incontrolables. Azov, que se hizo cargo del pueblo de Marinka, enarbola  un símbolo neonazi que se asemeja a una esvástica”. [Ver de Consortiumnews.com “NYTDiscovers Ukraine’s Neo-Nazis at War. “]

Recientemente, en la ciudad portuaria de Mariupol, el reportero de Política Exterior, Alec Luhn también se encontró con los neo-nazis de Azov y otras milicias del Gobierno de Ucrania. Él escribió :

“El azul y ámbar de las banderas ucranianas sobrevuelan el quemado edificio de la administración de la ciudad de Mariupol y en puestos de control militares alrededor de la ciudad, pero en una escuela de deporte cerca de una enorme planta metalúrgica, otro símbolo es igual de importante: el símbolo Wolfsangel que era ampliamente utilizado en el Tercer Reich y ha sido adoptado por grupos neonazis. …

“Las fuerzas pro-rusas han dicho que están luchando contra los nacionalistas ucranianos y« fascistas »en el conflicto, y en el caso de Azov y otros batallones, estas afirmaciones son esencialmente ciertas.”

Pero esta verdad incómoda no es algo que el Departamento de Estado de Estados Unidos y la corriente principal de los Estados Unidos de prensa quieren que sepas. En su lugar, han tejido una falsa narrativa donde toda la culpa de la crisis de Ucrania recae en Putin, el Presidente de Rusia y su diseño diabólico para reclamar los países a su oeste para un renacimiento de la Unión Soviética. La realidad actual es que Putin quería mantener el status quo en Ucrania mediante el apoyo del elegido presidente Viktor Yanukovich. Fue Occidente el que suscitó los problemas en Ucrania con funcionarios neocon estadounidenses como la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, y el senador John McCain; así como grandes adinerados como el señor Soros apoyando activamente un golpe de Estado – encabezado por luchadores callejeros neo-nazis – que derrocó a Yanukovich el 22 de febrero.

Después del golpe de Estado, en el reconocimiento del papel fundamental que desempeñaron los neonazis, se les dio varios ministerios y sus milicias fueron más tarde incorporadas al ejército de Ucrania para la ofensiva en el este de Ucrania para aplastar la sublevación de los rusos étnicos que habían apoyado a Yanukovich y favorecido lazos económicos más estrechos con Rusia. [Ver “de Consortiumnews.com IgnoringUkraine’s Neo-Nazi Storm Troopers.  “]

Pero ese relato más matizado – reconociendo la complicada realidad de la historia y la política de Ucrania – destruiría la historia “bueno/malo” favorecida por el New York Times y demás medios, en donde el régimen golpista en Kiev son los “chicos buenos”, mientras que Putin y los rusos étnicos son “los malos”.

Para proteger esa narrativa, nadie puede pronunciar la “N-palabra” cuando se habla sobre Ucrania.

Fuente: http://periodismo-alternativo.com/2014/09/08/esquivando-la-n-de-nazi-en-ucrania/