5 feb 2015

LOS MITOS DEL NACIONALISMO ETNOCÉNTRICO UCRANIANO


PARTE I: EL MITO IMPERIALISTA DE LA "RUS" Y LA RAZA NÓRDICA

No sé si ustedes habrán visto alguna vez ciertas imágenes que durante el Euromaidán dieron la vuelta al mundo. En ellas, algunos "manifestantes pacíficos" aparecían por las calles centrales de Kiev embutidos en anacrónicas armaduras y escudos medievales.






Pero aunque parezcan fruto más de una gamberrada que otra cosa, estas manifestaciones esconden toda una ideología, la cual ha dado origen al actual nacionalismo etnocéntrico ucraniano, y que muy probablemente casi nadie conoce en toda su profundidad.

Para hallar el origen de este artificiosos nacionalismo debemos remontarnos al siglo IX, época en la que surgió el principado de la Rus de Kiev. Según cuenta la leyenda, estos principados fueron fundados por una estirpe de príncipes- conquistadores varegos (es decir, vikingos) llamados Igor y Oleg, quienes fundaron la dinastía de los Ruriks. Según la versión de los actuales nacionalistas, esta estirpe vinculó racialmente a los pueblos eslavos orientales con la raza nórdica, crando así su especial destino en la conservación de esa pureza racial eslavo-nórdica. 


Idealización de los Ruriks, estirpe de conquistadores, en la  mitología del actual nacionalismo ucraniano.

Y es precisamente este etnocentrismo el que ha calado en los jóvenes de ese país. Ellos realmente están convencidos que su pueblo es la verdadera Rusia, guardiana de la auténtica esencia racial del pueblo eslavo. Por tanto, consideran a los rusos ("Moscovitas", en su lenguaje) los usurpadores de su entidad, y que además no dudaron en traicionaron su destino al mezclarse con otras razas "inferiores" tales como los mongoles o los tártaros. Las conexiones con el racialismo de la Alemania Nazi saltan a la vista.

Ni que decir tiene que semejantes teorías raciales son absurdas, pues lo mismo que los mongoles mantuvieron en "Moscovia" una ocupación forzosa en la que los eslavos vivían en un régimen de servidumbre, sin apenas contacto entre opresores y oprimidos, otro tanto podemos decir de la Rus kievita: los príncipes varegos solían contraer matrimonio con princesas de otras dinastías europeas, por lo que el abismo racial y cultural que separaba a éstos con el pueblo llano de etnia eslava era tan pronunciado como en Moscovia. 


Cartel propagandístico de los batallones de Voluntarios ucranianos ligados a Sector Derecho, el cual reza:  "Reconquista: Hoy Ucrania, mañana la Rus y el resto de Europa" en una clara evocación del lema imperialista Nazi: " Heute Deutschland, Morgen, die ganze Welt " (" Hoy Alemania, mañana el mundo entero").

Otro de los rasgos de este nacionalismo etnocéntrico está conformado, como no podía ser de otra forma, por el Imperialismo. Y es que como ya han declarado varios combatientes de Sector Derecho, integrados en los Batallones más activos en la guerra que actualmente se libra en el este de Ucrania, su principal motivación no es sólo la de recuperar la integridad territorial de Ucrania, sino por encima de todo, la restauración de la Rus de Kiev. Y recordemos que la existencia de este principado, del cual se han inventado toda clase de mitologías absurdas, apenas pudo sobrevivir más de tres siglos (en el siglo XII ya estaba en plena decadencia). Poco más o menos, es como si de repente un grupo de fanáticos franceses y alemanes se decidieran a restaurar el Imperio Carolingio... Parece hasta grotesco, pero estos nacionalistas ya han avisado de que están dispuestos a invadir Bielorrusia e incluso la propia Rusia (de la cual también reclaman algunos territorios) para lograr sus objetivos.

La verdad es que ustedes no deben esperar mucha lógica de estas aseveraciones. De hecho, si realmente estos nacionalistas estuvieran al tanto de los hechos históricos, se percatarían de que las propias zonas que reclaman, las de Donbáss y Crimea, jamás llegaron a pertenecer a la Rus de Kiev.


Desarrollo de la Rus de Kiev en sus primeros siglos. Observe que la región del Donbáss y Crimea permanecen al margen.


Máxima extensión de los territorios de la Rus Kievita en el siglo XI. Nótese que las regiones del sudeste ucraniano y Crimea siguen permaneciendo al margen.


                                            


La Rus de Kiev en el siglo XII, en plena decadencia, ya no controla la mayor parte de los territorios al sur y al este de Kiev. Estas regiones serán incorporadas al Kanato de Crimea, el cual a su vez estará protegido por el Imperio Otomano.




PARTE II: EL MITO DEL "TRYZUB" DE LOS RURIK

Ahora quisiera comentarles una anécdota que pone de manifiesto la profunda ignorancia que los nacionalistas ucranianos profesan hacia su propia historia. Pero primero les mostraré los antecedentes.

Alrededor del siglo VII se asentó en el río volga un misterioso pueblo de orígen tártaro y que llegó a abrazar el judaísmo como religión oficial. Su nombre era los Jázaros, denominación que significa "pueblo errante". Parece que en el siglo X llegaron a su máxima expansión, amenazando los territorios más surorientales de la Rus de Kiev. 



Estado Jázaro sobre el río Volga, el cual llegó a dominar la mayor parte de las regiones que hoy corresponden al actual Ucrania.

Así que en el año 1015 el príncipe de la Rus, Vladimiro I el Grande, decide aliarse con Bizancio para expulsar de sus tierras la amenaza que representaban los jázaros y su líder político-religioso, denominado "el Gran Khagan". Este príncipe kievita es muy conocido entre los nacionalistas ucranianos por ser quien impuso el cristianismo como religión oficial de la Rus, y todavía más importante, porque durante su mandato se acuñaron las primeras monedas con el símbolo del "Tridente" o "Trizub", el cual es actualmente el emblema de Ucrania.

Incluso hoy en día existe una gran controversia sobre el origen real de este símbolo. De hecho, cuando en 1918 el erudito Myjajlo Hrushevskyi eligió este emblema, los nacionalistas lo justificaron así: La elección del Tryzub, emblema de Volodymyr el Grande, como escudo oficial, es una ratificación por parte de los políticos ucranios al derecho por parte de la nueva nación a la herencia de la Kyiv de Rus’. “Es un emblema especifico propio, no adquirido, fundado en nuestra milenaria historia política y cultural”.

Y es que para los más acérrimos nacionalistas etnocéntricos de Ucrania, este Trizub representa esquemáticamente el escudo de armas de los Ruriks, enlazando de esta manera a esta mítica estirpe con el presente. Incluso el Batallón fascista "Donbáss" basa en él su emblema.





Comparación  de la reconstrucción del emblema de la dinastía Rurik de Kiev (según los nacionalistas ucranianos) y el emblema "Trizub" de la actual Ucrania.



Emblema del batallón Fascista "Donbáss", que actualmente combate en el este de Ucrania en las filas del ejército leal a Kiev.

Pero la verdad es que, si buscamos en la Historia los vestigios del supuesto emblema de los míticos Rurik, lo único que encontraremos son unas reproducciones que apenas se asemejan al actual Tryzub...


Vestigios arqueológicos que muestran el escudo de armas de los Rurik

Ahora observemos más detalladamente los primeros "Tryzub" de los que se tiene constancia.



Monedas de la época de la época de Vladimir el Grande (980-1015) en las que ya se muestra el "Trizub" del que se deriva el actual emblema de Ucrania. ¿De dónde provenía este símbolo?

¿Se acuerdan más arriba cuando les hablé de los jázaros? Pues aquí es donde este pueblo encaja en nuestra historia. Resulta que el emblema de este pueblo, conservado en numerosos colgantes del siglo IX, está representado por una figura geométrica que recuerda poderosamente al actual emblema de Ucrania.


Escudo de armas jázaro del siglo X.





Comparación del escudo de armas jázaro y el actual "tryzub": las semejanzas son ahora mucho más tangibles.

La explicación de por qué este emblema jázaro llegó a acuñarse en las monedas de la Rus de Kiev es bien sencilla. Resulta que tanto en el Imperio Romano como en Bizancio, los príncipes y monarcas que sometían a otros pueblos solían adoptar sus símbolos y títulos para aumentar su particular prestigio internacional. De hecho, tras someter a los jázaros, Vladimiro el Grande empezó a ser nombrado con el título de "Gran Khagan", de ahí que también adoptase el escudo de armas procedente de los jázaros.

Así que, ironías de la Historia, creyendo adorar un símbolo varego, lo que hacen los nacionalistas etnocéntricos de Ucrania es idolatrar un símbolo heredado de un pueblo que tiene el honor de haber formado el primer Estado judío de la Historia fuera de Israel... Y es que la ignorancia hace milagros.




PARTE III: EL MITO DE LA "UCRANIA INDEPENDIENTE" Y LOS COSACOS

Otra característica esencial del actual nacionalismo etnocéntrico ucraniano es el de tergiversar la Historia, y por tanto, también los mapas. Para ello, recurren a mapas de principios del siglo XVIII en el que supuestamente muestran a una Ucrania con la misma configuración territorial que la actual.



Mapa del siglo XVIII (alrededor de 1720) en el que ya se muestra la configuración de la actual Ucrania

Pero he aquí el problema: que para entender un mapa no basta con verlo; es preciso saber leer la leyenda (traduciéndola al castellano si es preciso) y después interpretarla en su sentido correcto. Si leemos la leyenda en latín leemos lo siguiente:



Es decir, que en el mapa no sólo se muestra Ucrania (Tierra de Cosacos), sino también otras regiones limítrofes con el imperio ruso, como las de Walachia, Moldavia y las provincias Tártaras (las cuales, lógicamente, no pertenecen a la Ucrania que allí aparece representada) pues es un hecho que en la fecha en la que ese mapa fue confeccionado, la Terra Cossacorum estaba en manos de los Zares.

No tenemos más que prestar un poco de atención para comprender cuáles son los límites reales de esa Ucrania que se nos muestra:



Detalle del anterior mapa de 1720. Observe que las privincias que actualmente corresponden a Donbáss y Crimea continúan en manos de las "privincias tártaras", y por tanto, siguen en manos del Imperio Otomano.


Ahora parémonos a hablar un poco de otro de los mitos del nacionalismo etnocentrista ucraniano: los Cosacos. 














Sobre estas líneas, imágenes que muestran el lugar preeminente que ocupan los cosacos en el imaginario colectivo de los nacionalistas etnocéntricos de Ucrania.

Resultan cuanto menos llamativas las connotaciones patrióticas que los actuales revisionistas históricos de Ucrania conceden a un pueblo, el Cosaco, que si por algo se caracteriza es por ser errante y apátrida. Y esto no es una simple opinión. Los cosacos jamás se arraigaron a ninguna comarca en concreto ya que su modo de vida estaba completamente desligado de la agricultura (cualquier pueblo o nación arraigado a un territorio específico se sustenta en la clase campesina) y consagrada principalmente al bandidismo y el pillaje. Es cierto que llegaron a formar protoestados en diversas zonas cercanas a los ríos Don y Dniéper, pero se trataban más bien de anárquicas "comunidades de hombres libres" en las que los cosacos se asentaban para preparar sus incursiones en lo que a la postre constituía su principal fuente de ingresos: el pillaje hacia sus vecinos, ya sean tártaros, polaco- lituanos o rusos.

Sobre si los cosacos tenían conciencia de pertenecer a una verdadera nación o Estado independiente, sólo diré que durante un período consintieron en pertenecer a la Mancomunidad Polaco-Lituana que en el siglo XVI se expandía hacia el sur, la cual consideraba a los cosacos de Zaporozhia como parte de sus gentes. Incluso los cosacos registrados formaron parte del ejército de esta Mancomunidad hasta 1699. Pocos años después, el Imperio de los Habsburgo empleó en diversas ocasiones a los cosacos de manera encubierta para relajar la presión otomana en sus propias fronteras. Finalmente en el siglo XVII, el líder de los cosacos Bogdán Khmelnitsky decidió sublevar a su pueblo y romper sus ataduras con la Mancomunidad Polaco-Lituana, atrayendo a su causa a los tártaros de Crimea. Después en Pereslayav, convocó una asamblea para que el pueblo cosaco decidiera si aliarse de nuevo con Polonia, con el Imperio Otomano o con Rusia. Al final esta última fue la elegida. Después de crear una comunidad independiente o Hetmanato, ésta fue gradualmente abolida por el Imperio Ruso dando origen al protectorado de Pequeña Rusia (Malorrosiya). Además, por si fuera poco, los cosacos fueron famosos por ayudar a Rusia tanto en su expansión hacia Siberia (siendo el más conocido de ellos Yermak Timofeyévich) como en el Cáucaso y Asia Central. También  participaron en las guerrillas partisanas contra las tropas de Napoleón y llegaron, ya en el siglo XX, a obtener un estatus privilegiado al configurar la temida caballería ligera del Zar.

En resumidas cuentas, los cosacos eran un pueblo sin Estado ni verdadera Patria, compuesto por ex-esclavos y ex- convictos,  que apenas llegaron a conocer de la existencia de la Rus de Kiev, y que se asentaron en un territorio del Imperio Ruso al que se denominó "Ucrania" (U-Krayne) porque esta palabra significa "tierra de frontera" (por entonces la Emperatriz consideraba a los cosacos dignos de mantener su libertad a cambio de proteger las fronteras de su Imperio).

Apoyarse en los cosacos como los precursores del patriotismo ucraniano revela hasta qué punto este nacionalismo etnocéntrico se sustenta en argumentos débiles y difusos, cuando no en una manifiesta ignorancia.




PARTE IV: EL MITO DEL "GENOCIDIO" DEL HOLODOMOR

Otro aspecto del nacionalismo etnocentrista ucraniano es el victimismo, el cual está fuertemente enraizado al mito del Holodomor (1932-1933). Esta “hambruna artificial” fue elevada a la categoría de "genocidio" en época del presidente nacionalista Yushchenko (2007).

En realidad, existen muchos puntos oscuros que impiden considerar como "genocidio" a estos hechos históricos

  • Primero: todo indica que las cifras, que algunos historiadores sitúan en 10 millones de muertos, fueron artificialmente exageradas
  •  Segundo: no está demostrado que esas hambrunas fueran organizadas por Stalin de manera consciente. A menudo los defensores del Holodomor olvidan que hambrunas similares se produjeron en otras partes de Rusia en períodos posteriores.
  • Tercero: no hay ningún indicio de que ese Holodomor, incluso en el caso de que fuese provocado, tuviese como objetivo la eliminación de un grupo humano en particular. Por el contrario, todas las evidencias muestran que la hambruna afectó a todas las etnias que poblaban la República de Ucrania por igual.

Pero aún más sospechosa es la circunstancia que quienes con más ardor defienden revisar la "memoria histórica del Holodomor", dedicando monumentos conmemorativos y marchas de protesta, sean precisamente los nacionalistas ucranianos de la zona de Galicia, región que jamás pudo sufrir los horrores del Holodomor por la sencilla razón de que en aquellos años (1932-33) esa región estaba en manos de Polonia, un hecho que cualquier mapa histórico puede constatar (La región de Galicia no fue anexionada a la Unión Soviética hasta 1939).



Mapa de Polonia de 1938 en el que se aprecia que las ciudades más importantes de Ucrania occidental (Lviv, Ternopil, Rovno, etc.) permanecían en aquella época bajo dominio polaco.


Monumento dedicado a la memoria de las víctimas del Holodomor en Lviv, capital de la región de Galicia.


Ahora nos toca hablar de los hechos.

Porque lo que sí está claro, lo que sí es Historia contrastada y no mitología difusa e interesada, es que las regiones de Donbáss y Crimea fueron arrebatadas a los Tártaros por la zarina Catalina la Grande y anexionadas al Imperio Ruso bajo la gubérniya de Novorossia. 



                                             

Mapa de las regiones arrebatadas por Catalina la Grande a los tártaros. Estas tierras fueron controladas, colonizadas y civilizadas gracias a la labor del Imperio Ruso desde el siglo XVIII

Fueron los zares de la Gran Rusia ("Moscovia" en la terminología de los nacionalistas etnocéntricos) los que colonizaron y civilizaron esas tierras, que por entonces se conocían bajo el nombre de "Loca deserta" (tierras indómitas). Allí es donde fundaron ciudades tan emblemáticas como Odessa, Dónetsk o Kherson. Aquí tienen un listado.

Yelisavetgrad (Kirovohrad) (1754)
Aleksandrovsk (Zaporizhia) (1770)
Yekaterinoslav (Dnipropetrovsk) (1776)
Kherson (1778)
Mariupol (1778)
Sevastopol (1783)
Simferopol (1784)
Melitopol (1784)
Pavlohrad (1784)

Nikolaev (Mykolaiv) (1789)
Tiraspol (1792)
Odessa (1794)
Yekaterinodar (Krasnodar) (1794)

Berdyansk (1827)
Novorossiysk (1838)

Estas tierras han estado siempre vinculadas a Rusia hasta el año 1991, y es por eso que la inmensa mayoría de sus habitantes habla y siente en ruso. Y precisamente estas gentes, que llevan siglos sintiéndose más cercanas a Moscú que a Kiev, han tenido que soportar en las últimas décadas las imposiciones culturales, basadas en la absurdez y la ignorancia, de unos nacionalistas etnocentristas que se sienten racialmente superiores a los rusos (a los que llaman despectivamente "escarabajos colorados" y animan a pasarlos a cuchillo en sus slóganes) y a los que, por tanto, se creen legitimados a explotar y esclavizar, mientras se sienten víctimas de un genocidio inventado; mientras se niegan a asumir su responsabilidad en los genocidios de polacos, judíos y rusos cometidos por la UPA; y mientras todavía hoy, en el siglo XXI, rinden culto a Stepan Bandera y a las Waffen SS de los Nazis.