1 sept 2014

CARTA DE UNA MADRE: "¿QUIÉN ORDENÓ MATAR A MIS CHICAS?"

Natalia con su hija Christina y nieta Kira, fallecidas en Gorlovka a causa de los bombardeos
Natalia con su hija Christina y nieta Kira, fallecidas en Gorlovka a causa de los bombardeos

Natalia, madre de Christina, que junto con su hija fue víctima de la artillería ucraniana, ha escrito una carta dirigida a los hijos del presidente Poroshenko en la que se pregunta: “¿Quién ordenó matar a mis hijos?
Conocí a Natalia, cuya hija y nieta fallecieron a consecuencia de los bombardeos con sistemas Grad en la ciudad de Gorlovka, en la estación de tren de Kiev. La mirada de esta mujer que hasta hace no tanto era feliz se intuye un profundo dolor, tristeza y vacío. En una página de su diario ha escrito una carta a Marina Poroshenko y, sentada en la estación, revive esos dolorosos recuerdos de hace unas semanas.

 


Mi vida se ha detenido, no queda nada


Pregunta: Mis condolencias, Natalia. Si puedes, ¿nos contarías qué pasó ese trágico día en el que sus hijos murieron?
Natalia: Yo estaba en casa ese 27 de Julio, era domingo. Las maletas llevaban días hechas y estaban ya junto a la puerta, pero ese día tampoco pudimos salir de Gorlovka. Ningún bed & breakfast nos aceptaba porque teníamos con nosotros a un bebé.
Los dos días previos ya no hubo trenes. Yo iba a salir a buscar cualquier transporte, cualquier coche que pudiera sacarnos de la ciudad hacia cualquier sitio.
De repente, recibí una llamada de alguien que sacaba a gente de Gorlovka. Decía que nos recogerían al día siguiente.  Fui a abrir la ventana, de donde podía ver del parque, y llamé a mi hija Christina para contárselo. Se había llevado a mi nieta Kirochka a dar un paseo.
“Christina – le grité por teléfono O ya está todo preparado. Nos vamos mañana a las 9. Primero a Svyatogorsk, luego de ahí a Kharkov, Dniepropetrovsk o a la región de Odessa.
“¡Hurra!” – gritaba contenta – “¡Kirochka, nos vamos mañana! ¡Hurra, abuela, nos vamos!”. Le pregunté dónde estaba. “En la plaza”, me dijo. “Quédate donde estás”, le dije. Y en cuanto pronuncié esas palabras empezaron las explosiones de Grad. Era la primera vez que bombardeaban la ciudad así. Explosiones y más explosiones, fuego, humo y luego nada. Todo se nubló frente a mis ojos.
Salí corriendo del piso gritando “¡Kira, Christina, Kira, Christina!”. Para cuando llegué al parquet todo estaba en silencio. No encontraba a mis hijas. Fui esquivando los cráteres que habían dejado las bombas y con las manos en la hierba fui buscando los juguetes. No encontré nada, así que pensé que estarían bien. Pensé que podrían estar en el refugio. Fui allí preguntando “¿hay algún niño aquí?” Todo el mundo vio el pánico en mi cara, me empujaron dentro y me dijeron que sí, que dentro había niños.
En el refugio no había luz, así que corría en la oscuridad, tocando a cada persona con la que me topaba. Les tocaba la cara, les daba la mano, intentando reconocerlos, buscando a mis hijas gritando “¡Kira, Christina!”. Pero no hubo respuesta. Busqué a mis niñas en cada esquina. Después, alguien salió del refugio y al volver le acompañaba una doctora. Me inyectó algo, diciendo “estás poniendo nervioso al resto del grupo”.  Luego me dijeron que estaban bien, que el bebé solo tenía heridas en una mano.
Cuando decayó el bombardeo unas horas después, salimos del refugio y corrí al hospital infantil. Está todo cerca: nuestra casa, la escuela, la plaza, los hospitales. Incluso la morgue está cerca. En el hospital infantil me dijeron que lo intentara en el hospital de adultos. Fui allí. Y luego empezaron a llamarme amigos diciendo: “vete a la morgue, vete a la morgue, vete a la morgue”. En internet habían visto fotos de mis chicas muertas. Un fotógrafo del “Correspondent” que estaba en el lugar sacó fotos de mis chicas muertas y las puso en internet. Fue un infierno. Encontré a mis chicas en la morgue y tuve que identificarlas formalmente.
Luego volvió  a empezar el bombardeo y otra vez al refugio. Nadie pudo salir hasta la mañana siguiente. Por la mañana volví a la morgue. Pero no me dejaron que me las  llevara a casa. “¿Por qué, quieres que bombardeen a tus hijas dos veces?”, me dijeron los médicos. Ojalá hubiera podido llevármelas, pero las llevaron directamente al cementerio. Enterramos a las chicas a toda prisa el 29 de julio. Me metieron prisa todo el rato. “Rápido, rápido”. Tenían miedo de que comenzara el bombardeo otra vez. Después de eso, nada. Desde ese momento, mi vida se paró y no queda nada. Todo está vacío. Después de eso aúllas como un lobo y no hay nada alrededor. Nada en absoluto.
Los políticos han decido que no puedo ser madre ni abuela, que ya no puedo volver a ser feliz, que no puedo volver a sonreír. Nos lo han quitado todo. Lloré y lloré. La noche después del funeral dormí junto a sus tumbas. Después de todo, ¿qué más da?, lo estaban bombardeando todo.
Pregunta: ¿Se ha puesto en contacto con usted el fotógrafo que sacó las fotos?
Natalia: Nos pusimos en contacto nosotros. Le pedimos que retirara las fotos, pero no hubo suerte. Su nombre es Oleg Zhelyabin-Nezhinskii, es un bloguero que ha publicado en el “Correspondent”. Tomó fotos de una tragedia e inmediatamente las publicó en Facebook.  A las dos horas las fotos habían circulado por todo el mundo.
El otro día dio una entrevista a “BBC Ucrania”, donde expresó su disgusto porque las fotos aparecieran en la prensa y que se publicaran en internet sin su nombre.  Zhelyabin fotografió a mis chicas muertas, las puso en un escaparate para que todo el mundo las viera y solo se preocupa porque no están firmadas con su nombre. No le importa cuánto daño nos hacen esas fotos y ahora es imposible retirarlas. Están literalmente en todas las redes sociales: Classmates, Facebook, VKontakte…

Si no fueron las tropas ATO, que lo prueben


Natalia: Llegué a Kiev el 1 de agosto para saber quién es el responsable del asesinato de mis chicas. Primero fui a la administración presidencial, donde había madres de soldados. Quise hablar con ellas. Llevé fotos de mis chicas. Quería hablar con esas madres, quería decirles que somos las mismas madres en Donbass que aquellas cuyos  hijos van a la guerra.
Pero la seguridad no me dejó pasar, aunque dije que solo quería hablar con las madres. Me dijeron que tenían que proteger al presidente de ataques terroristas. ¿Por qué tenían que proteger al presidente de mí, y por qué el presidente no salvo a mis chicas? El presidente da órdenes de matar niños, ¿esto es normal en nuestro país? ¿Por qué no podemos vivir, educar a nuestros niños, simplemente respirar? Disparan a la gente, la gente muere, otros lloran sus pérdidas. Después de la muerte de sus seres queridos muchos no saben qué hacer, no saben cómo vivir con ello.
Muchos lo han aceptado. Yo no puedo aceptarlo. Porque mis chicas vivían en un Estado legal. No hay una declaración de guerra, pero hay batalla y nos disparan. ¿Por qué violan nuestros derechos? Que declaren la guerra, que evacúen a la población y que luchen. Pero no es eso lo que está pasando. La población ha sido abandonada.
Muchos piensan que como somos de Donbass, como nos hemos quedado ahí, tenemos que tener cierto punto de vista. Y nadie sabe que la población solo quiere vivir en paz. Muchos no tienen dónde ir. Hay gente mayor, hay gente con niños pequeños. Y les bombardean con Grad, desde el aire, de diferentes maneras. Quiero saber quién bombardeó Gorlovka. Creo que fueron las tropas ucranianas, pero si no fueron ellos, dejemos que lo prueben. Los dos, las tropas del ejército ucraniano y las tropas de la República Popular de Donetsk. Que den pruebas de su culpabilidad o inocencia. Quiero que el comando ATO ucraniano muestre pruebas de que sus Grads no actuaron en sábado 27 de julio a las dos de la tarde en nuestra ciudad.
Ya he entregado un comunicado en el Ministerio del Interior sobre el asesinato de Christina y Kira, así como sobre la distribución de las fotos del escenario de la tragedia. He escrito al Servicio de Seguridad exigiendo que se califique como terrorismo la muerte de Christina y Kira. Quiero que piensen a quién están bombardeando en esas ciudades. ¿Por qué no llevan a cabo otras operaciones? ¿Qué tipo de Estado es este, en el que no se protege el derecho de los niños a la vida? ¿Quién necesita un país que no necesita a su propia gente? ¿Un Estado sin gente? ¡Nos matan ellos mismos! Simplemente nos ejecutan.
Realmente quiero que las madres y familiares de las víctimas se unan, ellos también están escribiendo y luchando. Estoy preparando un escrito para el fiscal militar. Necesito saber cuáles son los documentos exigidos para que todo esté hecho según el procedimiento. Cuando tomaban nuestra petición, el Servicio de Seguridad ni siquiera sabía cómo tratarlo ni cómo hacerlo correctamente. Lo mismo con la policía, incluso los superiores tenían dudas, porque nunca antes hemos tenido una guerra. El Estado nunca antes había disparado a su gente. Pero el Gobierno nos debe una explicación sobre por qué se concedió a sí mismo el derecho al asesinato masivo.

 


Enterré a mis chicas yo sola


Pregunta: Comentaba que no podía encontrar a las chicas después del bombardeo. ¿Sabe quién movió los cuerpos?
Natalia: Fue Sergei, un residente local. Pasaba por ahí y vio a mis chicas muertas en el suelo, las recogió y las llevó a la morgue. Él pidió que tuvieran a las chicas juntas en la morgue. Pregunté por internet cómo podía encontrarle, y lo hice. Vino el día del funeral. Entonces no le pedí su nombre completo. Solo sé que se llama Sergei y que tiene tres hijos, dos chicos de 14 y 4 años y una chica de 13.
Nos llamamos, pero desde el 5 de agosto no puedo contactar con él. Quiero encontrarle otra vez para no volver a perder el contacto. Estoy muy preocupada por él, porque vuelve a haber bombardeos. Le he cogido cariño y otra vez le he perdido (llora). Cuando estaba allí, él me llamaba a diario.
Cuando las chicas murieron, no podía pensar en nada más. Pasé días y noches enteros en refugios. Incluso para ir a la morgue a identificar los cuerpos salí del refugio antiaéreo, no de la casa. Casi nadie vino al funeral porque la mayor parte de la población se había ido y los que se quedaron tenían miedo de los bombardeos. Enterré a las chicas yo sola.
Pregunta: Natalia, cuéntanos cómo eran Christina y Kira?
Natalia: Siempre habíamos sido felices, en nuestra casa siempre había risas y amigos. Las chicas estudiaban, hacían los deberes. Nunca discutíamos. Aunque era una ciudad pequeña, éramos felices allí. Christina era una Buena chica. Se graduó en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Gorlovka. Quería conseguir cosas en la vida. Quería con locura a su hija, Kirochka, estaba ansiosa por que fuera su cumpleaños. Incluso cuando aún estaba embarazada decía todo el rato “¿Cuándo va a venir Kirochka?”. Ya sabía cómo iba a llamar al bebé y cómo iba a ser.
Cuando nación Kirochka, Christina no la soltaba de sus brazos. Kira cantaba todo el rato, en cuanto se levantaba por la mañana gritaba “Bah, bah” y empezaba a cantar una canción. Nuestros vecinos se reían, porque desde el primer día le cantábamos canciones. Preguntaban qué cantábamos. Yo cantaba, Christina cantaba. Poníamos canciones francesas que Kira ya tarareaba. Desde que cumplió seis meses esperábamos su primer diente. Mirábamos todos los días, pero no aparecía. El médico nos decía que no hay niños sin dientes, que dejásemos de mirar, que ya crecería. Pero no tuvieron tiempo de crecer.
Todavía pienso que están por ahí dando un paseo y que volverán. Pienso todas las tardes que tardan mucho, que es hora del baño. Cada vez que venían tarde, venían gritando: “¡Hurra! Abuela, hemos aprendido a gatear” o a andar. Kirochka había aprendido a andar hace poco. Paseaban dos o tres veces al día en el parque, se pasaban casi todo el día allí. En ese césped aprensión a gatear y a andar. Vivían en el parque y murieron en el parque.
Christina siempre tenía prisa por vivir. Quería vivir tanto, más y más. Incluso nuestra Kirochka nació antes de tiempo, a los ocho meses de gestación.
Pregunta: ¿Qué estás hacienda para superar la tragedia?
Natalia: Me tiro en la hierba y aúllo como un lobo y cuando aparece alguien me levanto y aguanto. Salgo de la ciudad y lloro de nuevo. Antes iba a la tienda y siempre necesitaba algo: necesitabas un Clip, un juguete. Y ahora, nada. Sales y no necesitas nada, nada en absoluto (llorando). No necesitas comer ni beber, ni productos de belleza. Y esos niños, los niños están por todas partes…
Pudimos evacuar a Dasha dos días antes del bombardeo. Cuando se enteró de que Christina y Kirochka habían muerto empezó a gritar que odia a todo el mundo. Lloraba por teléfono volviendo a Gorlovka.
Aquella noche que pasé en la tumba, Dasha no pudo contactar conmigo. Y al día siguiente, lloraba diciendo “mama, estoy de camino”. Se me paró el corazón. Le dije “voy a coger el teléfono, pero no vengas aquí. Y cuando se perdió la conexión telefónica, corrí  a la carretera, donde todavía había conexión. Tenía miedo de que fuera a volver a Gorlovka. Tenía miedo de perderla a ella también. Salvo por Christina y Kira, Dasha y yo no tenemos a nadie más, ni abuelas ni abuelos. No tenemos familia, éramos solo nosotras, Dasha, Christina, Kira y yo. Ahora ya solo quedamos Dasha y yo.
Un día leí un comentario de Marina Poroshenko en el que su actividad favorita es cuidar de su marido y de sus hijos. Yo pregunto a la señora Marina por quién tengo que preocuparme yo ahora que mis chicas han sido asesinadas. Ella agradecía a las madres ucranianas por educar a sus hijos para ser patriotas. ¿Por qué hijos de diputados y otros con altos cargos no van a la guerra? ¿Por qué envían a los chicos que no saben nada?
Es muy importante que lea mi carta. Ella va a trabajar a alguna parte, está en alguna parte haciendo algo. Solo quiero que lea mi carta con las preguntas que me gustaría hacerle.
Estimada Marina,
Mis chicas han muerto. Mis ángeles han muerto. Pregunte a su marido: ¿POR QUÉ?
¿Por qué si sus hijos tienen la oportunidad de reír, de aprender… se denegó a mis chicas el derecho a disfrutar, a amar, el derecho a respirar, el derecho a vivir? ¿Por qué, querida, POR QUÉ?
¿Por qué mis ángeles fueron brutalmente asesinados y sus corazones volaron en pedazos? ¿Quién da semejantes órdenes?
¿Qué tipo de bestia sin ningún sentido común? ¿Por qué no tiene miedo de las lágrimas maternas o de las acusaciones? ¿Por qué decide el destino de tanta gente?
Pregunta, mi amor.
¿Quién necesita un país que logra su integridad de esta manera? Un Gobierno que envía a sus hijos a la guerra a luchar contra sus hermanos. ¡Un Gobierno que ordena matar a sus hijas! Un Gobierno que no respeta a las madres quitándoles lo que es más precioso para ellas.
Natalia, madre de dos chicas brutalmente asesinadas.

Fuente: http://slavyangrad.es/2014/08/28/carta-de-una-madre-quien-ordeno-matar-a-mis-chicas/

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