4 ago 2014

1 DE AGOSTO, DONETSK. LOS CHICOS RETORNAN A LA CIUDAD





Han aparecido, por fin.  Hambrientos, sudorosos, cansados​​, llevando chalecos antibalas, el fotógrafo estadounidense Patrick Lancaster y los periodistas independientes David F. y Chris A. han cruzado el umbral con una sonrisa. Porque después de 16 horas de detención, incluso el albergue que hayas encontrado por internet es digno de ser llamado casa.

No era la primera vez. Nos ha pasado a todos nosotros y lo hemos superado sin ninguna dificultad particular.

A los chicos se les dijo que sus nombres no estaban en la base de datos de los periodistas acreditados en Ucrania. Esta fue la explicación del oficial que maneja su caso. Suena razonable, ¿no? Una razón muy legítima, por cierto. Después de todo, esa es una zona de guerra y el que viene aquí tiene que tener una razón de peso para hacerlo. No es como la presentación de informes de Kiev, eso está claro. Por cierto, el 6 de junio y a pesar de su acreditación válida, 2 tripulantes rusos fueron expulsados ​​del edificio de la Rada Suprema por el líder del Partido Radical y criminal psicópata Oleg Lyashko. Extraño, ¿no?.

La semana pasada, el fotógrafo británico Graham Phillips, después de 3 días de detención fue deportado de Ucrania a Polonia, y se le prohibió la entrada al país durante 3 años. Se le dijo: "Usted trabaja para RT, que es el enemigo." Y esa es la razón de su interdicción.

Su compañero detenido, golpeado y amenazado de permanecer cautivo, era Vadim Aksyonov, camarógrafo ucraniano de habla rusa que trabajaba para la agencia Anna News- que debería ser otro enemigo, supongo.

En la actual Ucrania, una red de televisión puede ser identificada como un enemigo del ejército. Y por lo tanto, enemigo del propio país. El propio Lyashko escribió en su página de Facebook que es la propaganda y las actividades subversivas de los periodistas rusos lo que provoca que haya derramamiento de sangre en Ucrania.

Por lo tanto, no  los 20 años de la política corrupta, no Soros y su financiación a la revolución de Maidán, no la intervención en el exterior de Estados Unidos y de la UE, no la CIA, cuyo director J. Brennan llegó en secreto a Kiev a finales de abril, no el subsecretario de Defensa EE.UU. D. Chollet , que abiertamente dijo que estaba tomando parte en el desarrollo de la operación militar contra el sureste, no el Servicio Secreto polaco... Son los periodistas rusos los culpables del derramamiento de sangre en Ucrania.

Usted podría cerrar de inmediato el problema respondiendo que Lyashko es un loco que debería estar encerrado en una habitación con paredes acolchadas, vestido con una camisa de fuerza, pero el problema nunca provino sólo de una persona aislada. En la Alemania de los años 30, el problema no era un tipo con un bigote raro, farfullando palabras chauvinistas. El problema era que había millones de alemanes crédulos que le daban la razón.

Recientemente, durante una entrevista en la radio, se me pidió una opinión sobre el trabajo de la prensa en el Donbass. Lo primero que sentí que quise decir es que cientos de periodistas se habían congregado aquí, a consecuencia del derribo del avión de Malaysia Airlines, el cual llenó las noticias en todas partes durante varios días. Después de eso, todos se fueron. Dado que aquí ya no hay nada más que contar, ¿no? Todo el mundo está familiarizado con la operación antiterrorista: un puñado de mercenarios ruso-chechenos respaldados por Putin están llevando a cabo atrocidades contra la población con el objetivo de desestabilizar al país, mientras la Administración de  EE.UU. se enfrenta a la crisis mediante la imposición de sanciones económicas contra Rusia, en un intento de evitar una escalada del conflicto.

Esta versión, digna de un Premio Joseph Goebbels 2014 para la prensa que se prostituye, ha llenado la cabeza de millones de  zombies-adictos a la TV. Aquellos que todavía se creen que los medios de comunicación realmente se dedican a proporcionar información. Algunos de estos chicos, por alguna extraña razón, de vez en cuando me escriben en las redes sociales. Por un momento, se quedan sin palabras cuando les digo que aquí no hay terroristas ni está el ejército ruso en el Donbass, que aquí nadie piensa que Rusia es el enemigo, y que los civiles de habla rusa son el objetivo de los ataques del Ejército de Ucrania. Un momento después, ellos encuentran las palabras y me las devuelven bajo la forma de insultos y acusaciones de propaganda pro-rusa.

He vivido lo suficiente como para darme cuenta de que la mayoría de la gente prefiere una mentira tranquilizadora a una verdad incómoda que desafía su fe-sea ésta cual sea. La gente vive meciéndose como un niño en su engañosa seguridad. Al menos es así hasta que un suceso bastante dramático viene a conmocionar todo en su vida.

Patrick y yo estábamos sorprendidos en plena calle por los bombardeos en Kramatorsk. Estábamos en el lugar correcto en el momento adecuado para presenciar lo que no era relevante para occidente, Ucrania y todos los medios de comunicación  que regularmente están incluidos en la base de datos de periodistas acreditados. El presidente democrático Poroshenko bombardeaba a los civiles ucranianos de habla rusa.

A la mañana siguiente, después de ver los daños en el centro de la ciudad, Patrick se sentó junto a mí y me dijo: "Yo no creía que fuera cierto. Pensé que todo era  propaganda rusa. ¡Así que muchos hogares civiles han sido destruidos!".

¿Qué presidente daría la orden de bombardear a los ciudadanos de su propio país?  Me pregunté. El presidente de un país cuyo primer ministro (Yatsenyuk) en un comentario en el sitio web oficial de la Embajada de Ucrania en los EE.UU., empleó para los ucranianos de habla rusa  la palabra nazi 'sub-humanos'. ¡Qué orgulloso debió  haberse sentido el Papa Francisco  por haberlo recibido en el Vaticano el día 26 de abril! El presidente de un país en el que un periodista del semanario Ukrainska Nedelya ("Semana Ucraniana"), Bogdan Butkevich, puede indicar que hay demasiadas personas inútiles en el Donbass, y que según sus cálculos, no menos de 1,5 millones deben ser asesinadas. En el año 2014, Ucrania es un país en el que se le paga a un psicópata que propone abiertamente el asesinato en masa como una solución a las cuestiones políticas, al cual se le permite escribir en una revista y hablar por la televisión.

¡Pulgares  arriba para todos los que estén incluidos en la Base de Datos de Periodistas Acreditados en Ucrania!

Fuente: http://cbmalaparte.wordpress.com/2014/08/03/august-1-donetsk-the-guys-are-back-in-town/


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